S. cumplió 29 pero oficialmente fueron celebrados 30. Tuvo a bien preguntarme por los analgésicos de mi preferencia y, siguiendo mis instrucciones preparó algo parecido a piña colada, clericot, tequila y dejó a nuestra disposición una botella de absolut mandarin y provisiones suficientes de jugo de uva.
Durante la mañana, contagiada por la pasión de mis profesores en la facultad, no tuve tiempo de recordar. Por la tarde, los moraditos hicieron lo propio. Mientras iba de regreso a casa en mi noble corcel plateado cuyas riendas llevaba mi papá, observé la tormenta conjurada en las nubes a la distancia y decidí enviarle al nómada un informe sobre mi estado etílico, mismo que debió tomarme al menos 5 minutos en poder redactar en mi celular. Me gusta llamarlo como alguno de los personajes del libro en turno que en esta semana es Nueve Aquitania de Jordi Soler. Antes de eso fue Jasper Jackson de El calígrafo de Edward Docx.
No hubo respuesta y tampoco la esperaba. Llegué a casa tranquila de saber que había logrado sobrevivir un día más. Decidí experimentar la experiencia de WUTI ( or writing under the influence) y aqui estoy. 12:49 am.
Si el dolor quiere doler tendrá que esperar hasta mañana quizá al medio día. Yo mientras tanto me iré a la cama con el firme propósito de soñar con mi nómada en Lisboa, mientras nos invade la saudade y le susurro al oído “haja o que houver, eu estou aqui……” *
*Haja o que houver, Madredeus.
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