miércoles, mayo 31, 2006

Respirando un aire nuevo.

En la medida de lo posible evito las preguntas al respecto, me hacen sentir incómoda porque no puedo dar una respuesta contundente, cierta, y en mi vida, las certezas y los absolutos llegan a ser tan necesarios como el aire, entenderán entonces que a veces sufro de pequeños periodos en los que no tengo nada para respirar y me ahogo.

¿Cómo podría describir el ansia que me acosaba hasta que finalmente decidí hacerme cargo de ella? Dejar de ignorarla y comenzar a nutrirla, venciendo el miedo que esa acción implica. ¿Qué tal si esto tampoco llena el vacío? ¿me equivoqué en la elección? ¿ mi expectativa es irreal? ¿cómo explicarle a quien le interesa conocer mis motivos si ni yo misma me los puedo explicar del todo ?

Pero me gusta mientras estoy ahí, hasta que recuerdo nuevamente que tomé una decisión poco tradicional y como todo lo que no es tradicional, es un tanto solitario.

Generalmente cuando pienso en la posibilidad de que me llegue el momento de tomar una decisión, siento miedo, pánico de hecho. Pero el viernes no fue así.

Al final de una complicada semana de trabajo, luego de terminar una llamada en la que me informaban de una reasignación temporal a otro proyecto, por primera vez, desde que inicié hace ya casi un año mi otro camino, sentí alivio, no pánico, ni huecos en el estómago, creo que incluso experimenté la sensación de esperanza por saber que eventualmente, si sigo como voy, en un par de años tendré la opción de detenerme y empezar a hacer algo completamente diferente….Entonces respiré.

viernes, mayo 05, 2006

Los brassieres perdidos de Dios

¿Alguna vez se han preguntado de quién son esas prendas de ropa que frecuentemente se encuentran en la calle pero sobre todo en las vías rápidas y por qué están ahí tan lejos para siempre de la piel a la cual cubrían?

Me ha tocado ver pedazos de perro, gatos, ratas y ahora que trabajo en provincia donde hay cosas tan raras como atoles de guayaba con auténtica guayaba; he visto la cola de lo que al parecer era un mapache y medio cuerpo de un huron.

Antier vi una bonita pieza de lencería negra con dorado abandonada a su suerte en los carriles centrales de churubusco. ¿Cuál era la historia de ese brassiere? ¿Acaso su dueña harta del tráfico decidió despojarse de él como protesta por el calor y la impotencia de no avanzar ni medio metro? ¿era de alguna representante femenina de los 400 pueblos que al grito de guerra : “pueblos y senos oprimidos nunca más” lo dejó como señal de su protesta? ¿de alguna novia cumpliendo la misión de todo buen copiloto que consiste en motivar al conductor y hacer ameno el trayecto? ¿la prueba fidedigna de la habilidad de algún anónimo en el fino arte de desnudar a otro? ¿el grito desesperado de una chica que estaba siendo violada en la parte trasera de una camioneta? ¿la elección hecha entre :te callas o tiro tu brassiere? ¿ahora que me hiceron la mastectomía no te necesito más? ¿aquí estuvo Martha Sahugun y su caravana de garritas pa’ regalar? ¿si no le sirvo a Sabrina mi vida como brassiere no tiene sentido? ¿ahorita no tengo cambio pero te doy mi brassiere? ¿mi brassiere por un caballo? ¿en sus marcas, listas, fuera?...

¿A ustedes qué les cuenta la imaginación?