Su concepción va llena de una deliciosa anticipación, desarrollamos la estrategia, se elige el punto débil a atacar, el arma que sabemos más va a lastimar y mientras esperamos el momento de vulnerabilidad adecuado, ejecutamos el plan en nuestras mentes una y otra vez.
Y nos llenamos de un placer enfermizo, pero placer al fin y al cabo.
¿A quién no le ha pasado? ¿Quién no ha deseado que al otro/a le duela tanto como le dolió a uno, que le salga un barro, se le caiga el cabello, le crezca la panza?.
Hay quienes lo consideran un sentimiento destructivo. Yo por mi parte, llegue a la conclusión de que este impulso puede no ser tan dañino como nos han dicho. Por el contrario,encuentro que el concepto de "justicia" que nos enseñaron es más perjudicial que aquel de la venganza.
He aquí una de las cosas que aprendí hace unos años y que estuve de necia en no entender unos años más:
-La vida no es justa
Así es niños, niñas y quimeras, hemos vivido engañados, nos chamaquearon. Sucede pues, que la vida no, repito, no es justa. Lo más que podemos esperar es que sea coherente y a veces ni eso.
Entonces puede pasar que aquel que "se porta bien" lleve una vida miserable y que el "gandalla" se quede con todas las canicas. Y de la justicia divina ni hablamos, creo que la mayoría de nosotros somos muy impacientes y Él ciertamente tiene sus propios tiempos y movimientos para ejecutar su llamada voluntad y casi todas las veces su voluntad difiere completamente de la nuestra (menos mal), aunque no se puede negar que la creencia en esto ofrece un gran consuelo.
Con esto en mente me parece natural utilizar el recurso de cuando menos imaginar al que nosotros entendemos nuestro agresor, agraviado,como una de las formas de canalizar el dolor que se siente, dado que la justicia pronta y expedita como tal, es un mito.Hace unos días uno de mis cuates me paso al costo una de esas enseñanzas de la mística masculina que dudo sean compartidas a menudo con las mujeres, lo que me hace estar agradecida que ellos (los hombres) tengan conmigo la consideración de hacerlas de mi conocimiento.
Es de hecho vulgar en su enunciado pero no deja dudas en cuanto al mensaje y hablando de la venganza, los límites y la intensidad de esta, él dijo:
-"Hay algo que los hombres sabemos y rara vez no aplicamos: si ya latienes adentro, muévete"
Tiene un contexto más bien sexual (¿hay algo que al final del día no lo tenga?) Y sin embargo la encuentro adecuadamente descriptiva cuando de venganza se trata. Es parte de la naturaleza humana, de nuestra cultura, basta revisar por ejemplo, una canción de José Alfredo:
Que bonita es la venganza
cuando Dios nos la concede
yo sabia que en la revancha
te tenia que hacer perder.
Ahí te dejo mi desprecio
yo que tanto te adoraba
pa´que veas cual es el precio
de las leyes del querer.
**de la canción "Cuando el destino".
( Si, ya sé que Dios no concede venganzas, ni cumple caprichos ni endereza jorobados pero estoy ejemplificando.)
Si bien en mi caso no suelo provocar situaciones para desquitarme de algo con alguien, no puedo decir que sintiéndome ofendida y habiendo tenido la oportunidad del desquite me haya resistido a la tentación.
Estoy segura de que entre ustedes habrá quienes me recuerden la vez en la que sin más ejecuté el 1,2,3 por mí y por todas mis ocasiones y se la aplique a alguien (o a ustedes mismos.)
Sé de algunos que como el Dalai Lama son auténticamente bendecidos por los Dioses (Dios,Diosa o Dioses, la denominación que ustedes prefieran) y están más allá de esta triste necesidad.
Yo, con mis 25 años de inexperiencia e ignorancia tendría que admitir que estoy lejos, muy lejos de ese nirvana. Confío en que el tiempo y la vida ( la que no es justa ni injusta, esa que solo es vida) me enseñen si no a abandonar el deseo de la venganza, cuando menos a que cada vez sea más difícil que algo me lo provoque.
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