miércoles, julio 23, 2008

*¿Cuánto espacio mas quiero ocupar? (hasta los recuerdos ya no caben en este lugar)

La limpieza terminó. Mi cuarto es un lugar nuevo. Logré librarme de muchas cosas que nunca pensé alejaría de mi. La mitad del contenido de mi ropero. Un cuarto de mis libros. El 90% de mis muñecos. Mis agendas viejas, incluyendo esa en la que tenía registrada mi primera vez.

! Adios Amigos !

La ropa está ya empaquetada para ser donada a la iglesia, junto con los juguetes. Algunos, aquellos que crecieron junto conmigo y que debido al desgaste no podrán ser disfrutados por nadie más, ya encontraron su camino a los desechos, previo ritual de despedida. Espero se degraden pronto y contaminen lo menos posible. Los libros irán a la biblioteca municipal.

Tengo preparada una pira ceremonial, construida con las extrañas cartas de amor de un chico, Edgar Vega, que durante mi último semestre en la Bátiz me medio "acosó". La única evidencia en papel de que Roberto me quería y en donde me agradecía haber compartido con él su primer beso y el mio. Claro que él pensaba que también era mi primer beso, pero no. Ese ya se lo había llevado un año antes Edgar Atilano, un nerd del laboratorio de programación que sabía hacer cosas maravillosas en la computadora cuando lo único que había para programar era Basic y el sistema operativo era DOS, del cual estuve momentáneamente enamorada (como semestre y medio) y cuya hermosa nota de agradecimiento por regalarle "Carmina Burana" para su cumpleaños también está esperando el fuego.

Edgar me presentaría al que por varios años iba a ser mi mejor amigo (y de quien por supuesto también estaría "temporalmente" enamorada): Rogelio Cuevas Saavedra, quien tuvo a bien escribirme algunas cartas (si, de esas que se mandaban por cartero, con sello postal y timbre, escritas a mano) mientras estuvo haciendo una residencia en el acelerador de partículas de Chicago (es un aunténtico genio, me doy cuenta de que mis amigos y los sujetos de mi enamoramiento son, en general, personas muy inteligentes).
Me llamaba Ana Manzana. Alguna vez acordamos que si para los 28 ninguno de los dos tenía pareja, tendríamos un hijo, supongo que a pesar de sus viajes a los laboratorios de física del mundo, encontró a quien querer, hace años que le perdi la pista. Recién ahora lo google y encontré cosas como un trabajo de investigación llamado "Grid based solutions of the Schrodinger Equation" y aparentemente da clases en el Tec de Monterrey campus Chiapas. Un auténtico genio.

También están las cartas de mis amigas de la secundaria. El total de hojas de mis diarios de
infancia y adolescencia (fue curioso encontrarme con que vengo llorando traumas desde los 10 años), todos los boletos de todos los conciertos a los que he asistido (también el de U2), una foto feliz de mi fiesta de graduación. Todo. Todo va a ser purificado por el fuego, como lo hacían los mayas, solo que en lugar de 52 años, conmigo serán 30, los que cumplo el próximo 26 de Julio.


Asi que ya. Por primera vez he verdaderamente desechado todo lo viejo, enmohecido y oculto y me siento lista para nuevas cosas.

Estoy preparada.

Venga.

* De "Volver a comenzar". Café Tacuba.

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